Qué pintura ese jugador – El País (Montevideo)


Fragmentos de nota publicada en diario El País (Montevideo) sobre pintores que se inspiran en el fútbol para hacer sus obras.

English translation:

Published in newspaper El Pais (Montevideo) about painters inspired by soccer to make their works.

Transcripción de algunos párrafos. 

Autor: Luis Prats

De ciertos futbolistas se dice cada tanto que son talentosos y creativos, y que han convertido goles que son “obras de arte” o, al menos, “una pinturita”. En cambio, nunca se calificó a un retrato o una escultura como “un golazo”, ni se afirmó que un artista destacado “gasta” sus pinceles o “rompe” los lienzos. Sin embargo, los caminos del fútbol y el arte se han cruzado varias veces en el Uruguay, y no solo porque la palabra cuadro identifica tanto a una pintura como a un equipo de fútbol: numerosas obras se inspiraron en el devenir de la pelota, porque sus creadores sienten la misma pasión deportiva que oficinistas, obreros, amas de casa o periodistas.

Ya en los tiempos de la primera Copa del Mundo, en 1930, Guillermo Laborde —pintor, escultor y diseñador de nota— ganó el concurso para el afiche oficial. Su imagen de un arquero estirándose para atajar la pelota en el ángulo de su arco se convirtió en una pieza clásica de art decó, que sigue hoy acompañando toda reseña sobre la historia de los mundiales y llegó a la casa de subastas Christies, en Londres, en 2011.

Casi ocho décadas después, en ocasión del Mundial de 2006, El juego de los milagros, también conocido como “el futbolito de Federico Arnaud”, compartió una muestra en Berlín con creaciones de Andy Warhol y otras celebridades. Sin olvidar los equipos de fútbol de los tiempos pioneros que pintó Alfredo Zorrilla de San Martín, en los cuales los bigotazos son el único trazo inconfundible en los rostros.

“El fútbol y el deporte en general han sido siempre temática artística”, señala Emma Sanguinetti, gestora cultural y especialista en arte. “Desde los griegos que convirtieron el cuerpo en un conjunto de valores y lo representaron como tal, el deporte —que es cuerpo— fue siempre un tema clásico en el arte”.

Sanguinetti destaca que hubo artistas que hicieron específicamente del fútbol un tema de búsqueda, como el francés de origen ruso Nicolas de Stael, autor de una serie “fantástica” de jugadores de fútbol. También cita a los futuristas italianos, que como artistas de vanguardia, convirtieron las escenas del fútbol en un campo de experimentación de la dinámica y el movimiento.

“En Uruguay también hay ejemplos, como es el caso de las deliciosas escenas de Carmelo de Arzadun de chiquilines jugando al fútbol. El fútbol es pasión, pero en esencia es cuerpo y movimiento. Y solo por eso va a ser siempre un lugar de encuentro entre el arte y la pasión popular que despiertan los colores”, explica.

Arnaud confiesa que no es fanático, pero admite que el deporte tiene un imán poderoso. “El fútbol me interesa como espectáculo social, donde la sociedad descarga toda su ansiedad y sus esperanzas. Es un fenómeno súper interesante”, asevera.

Daniel Supervielle

Todo por el gol de Ghiggia

Un caso particular es el de Daniel Supervielle. Periodista, escritor, incluso director de prensa de campaña electoral, nunca pensó en dedicarse al arte, si bien la pintura le gustaba desde su infancia, cuando concurría al Taller Montevideo en Pocitos. Al mismo tiempo, siempre fue un apasionado del fútbol: hincha de Wanderers y la Selección uruguaya, también jugó, dirigió y hasta fundó equipos; relató fútbol y viajó por América Latina para preparar un documental sobre la pelota.

“A los 19 o 20 años volví a pintar y llegué a exponer cuadros en un boliche en Manantiales. Después pinté esporádicamente. Hace tres años volví a pintar, pero le mostraba los cuadros nada más que a mis amigos. Un día, una persona que sabe mucho de arte me compró tres cuadros de sobrepique. Me dije entonces: Esto viene en serio. Y empecé a comprar más pinturas, pinceles, a encararlo de forma más profesional”.

Como temas eligió los que él prefería, paisajes y fútbol. Y en particular se inspiró con la hazaña de Maracaná. Uno de sus trabajos, que reflejaba el gol decisivo de Alcides Ghiggia a Brasil, tuvo gran repercusión, lo empezaron a llamar para compráselo y finalmente lo vendió.

“El retorno fue buenísimo. No puedo creer la repercusión que encontré. He vendido, y bastante bien, todos los cuadros de fútbol que hice”, asegura.

Supervielle afirma que cuando pinta logra “una paz interior” que lo hace feliz. “No me considero un virtuoso, pero sí partidario de la expresión y del acto bruto, casi anárquico, de dejar salir lo que siento y aplicarlo en el cartón o la tela”, agrega desde Lima, donde fue observador de las elecciones peruanas del domingo pasado, para cumplir otra de sus actividades en la política.

Con motivo de la despedida de Álvaro Recoba, hace pocos días un grupo de hinchas de Nacional le compró un cuadro con el gol de tiro libre del Chino a Peñarol en 2014, para colgarlo en su palco del Parque Central. La producción de pinturas futboleras sigue, en diciembre realizará una muestra en un hotel de Punta del Este y tiene una propuesta para exponer tres cuadros en París.

“Siempre creí que la expresión artística estaba dentro mío. A los 45 años me llegó la hora de dejarla salir y disfrutarla”, señala.

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